Para el Centro Ecocéanos no hay forma de mejorar la imagen y credibilidad de la actual industria exportadora de salmón químico de cultivo, por lo cual se debe aplicar el dicho “Aunque la mona se vista de seda, mona queda”.
Santiago de Chile, 05 de junio del 2019 (Ecocéanos News).-Cristián Leporati, director de la Escuela Publicidad de la Universidad Diego Portales (UDP) y asesor en comunicación gubernamental, corporativa y de marketing, ante la pregunta del portal Salmonexpert si la industria chilena del salmón comunica adecuadamente su quehacer, afirmó que la baja reputación de ésta se origina “porque tanto la opinión pública, como las comunidades, aún sienten lejano a este sector”.
Con anterioridad, el 75% de los encuestados por el mismo medio había respondido que la industria salmonera no comunica adecuadamente, mientras un 25% si lo cree.
-¿Comunica adecuadamente su quehacer la industria salmonicultora chilena?
-Ante la consulta de ¿Comunica adecuadamente su quehacer la industria salmonicultura chilenaDepende del grupo de interés al que se dirija. Tiendo a creer que hace una buena labor en los grupos de influenciadores, particularmente el segmento político por el trabajo que dan en las regiones y su impacto en las exportaciones. Sí creo que no son tan eficaces con la prensa, y nada con la opinión pública, salvo en las regiones donde impactan positivamente el mercado laboral. Pensando en el futuro cercano, las autoridades, políticos y periodistas, son cada vez más sensibles a lo que digan las distintas plataformas digitales.
-¿Cómo una industria que genera tantas ganancias y empleos en la zona sur no logra empatizar con las comunidades en las que se emplazan?
-No basta con dar trabajo, el crecimiento de las conductas responsables medioambientalmente van creciendo, y se hacen más populares en la medida que el cambio climático se hace tangible para el ciudadano común.
Sí es más importante el cambio en la forma de comunicarse que tienen las empresas con los distintos públicos, pues hace unos 15 años las empresas informaban a las comunidades y sociedad en general, y hoy las organizaciones dialogan con sus stakeholders, los que son parte de la construcción de la identidad y reputación de la empresa.
Las tecnologías digitales permiten ese diálogo permanente, incluso los objetivos se pueden construir en conjunto con la comunidad, a partir de técnicas como los diálogos ciudadanos. La revolución digital cambió la forma y el fondo, a los ciudadanos no les interesa recibir información, comunicados o noticias de una empresa, desean ser parte del proceso, algo de lo que están años luz los empresarios del salmón y la industria salmonicultora en general.
-¿Cómo influye el aspecto medioambiental en la baja reputación que tiene actualmente esta industria?
-Depende del grupo de interés. El tema medioambiental es sólo de una élite que se podría amplificar algo más a partir de la COP 25 en diciembre próximo, pero no deja de ser una élite. La pregunta que debería hacerse el sector es: ¿cuáles son las distintas causas que motivan la mala reputación?
Y estoy seguro que el medioambiente es solamente uno de los factores, no el único. Sugiero que se haga un análisis no sólo cuantitativo, sino que cultural. Esa es la dimensión a investigar, por qué no logran ensamblarse con la identidad local.
Acercarse a la etnografía, puede ser una salida interesante para entender mejor a algunos grupos de interés y dotar así de un contenido valioso y empático a las salmonicultoras. Hoy no tienen nada de aquello.
-¿Es suficiente la labor realizada a través de la Responsabilidad Social Empresarial?
-La RSE no alcanza, es un maquillaje para las memorias verdes de fin de año. De alguna forma, las salmonicultoras y la agrupación que las reúne, deben verse, sentir y actuar como si fueran un ministerio y ministro, con una mirada no solamente de rentabilidad, sino que también política.
Un gerente no solamente es un gerente en esta industria, con las funciones propias del rol que asume, sino que también debe tener una mirada más política y que muchas de las acciones que implemente, tanto en la forma como en el fondo, parezcan más bien una política pública. Es una industria con deficiente imágen y reputación, porque la opinión pública y comunidades los sienten lejanos, más allá de los procesos productivos, el exceso de antibióticos y otras dimensiones similares.
Para el director del Centro Ecocéanos, Juan Carlos Cárdenas, «la mala imagen y el descrédito de la mega industria productora y exportadora de salmónidos ante la opinión pública chilena e internacional y las comunidades costeras es el natural resultado de tres décadas de mega procesos de destrucción sanitaria-ambiental-social de carácter serial: crisis del virus ISA 2006-2009, crisis financiera 2010- 2012, crisis de los florecimientos algales por contaminación orgánica 2016, escapes masivos de salmones 2018, mortalidades crecientes de trabajadores 20013-2019, abuso social y un actuar empresarial prepotente y excluyente”.
Cárdenas agregó que «la comunidad de Chiloé no olvida lo que señaló el 2008 el presidente ejecutivo de la patronal SalmónChile, César Barros, en respuesta a las críticas derivadas de la destructiva crisis sanitaria, ambiental y social provocada por la introducción del virus ISA en aguas del archipiélago de Chiloé: `Si desaparece la salmonicultura esas regiones vuelven a la Edad de Piedra, Puerto Montt volvería a ser Muerto Montt, capital de la Pésima Región’. Mea culpa. ¡ninguna!»
(Ver: César Barros, presidente de SalmonChile: «No hacemos ningún mea culpa»)
Ecocéanos llamó a aumentar el rechazo a los “salmones de sangre del sur del mundo”, industria que sólo en los primeros 5 meses del 2019 ha registrado el fallecimiento de 12 trabajadores debido a sus precarios estándares de seguridad laboral.
Adhiere a la campaña #SalmónQuímicoFuera Nuestro menú y el mar libre de salmón industrial AQUÍ