Sucesivos episodios de escapes masivos de salmones sin consecuencias legales para sus responsables, la presencia de patógenos virales y creciente infestación de parásitos en centros de cultivo, el aumento de la contaminación orgánica y química unida a la amenaza de resistencia bacteriana y de la resistencia parasitaria a los químicos empleados, la prohibición temporal de ingreso de salmón chileno a la Federación Rusa por la presencia de residuos de antibióticos y antifúngicos (químicos contra hongos) de efectos cancerígenos, la muerte de 20 trabajadores y trabajadoras del clúster del salmón, el abastecimiento de pesca pelágica ilegal en África de parte de empresas chilenas y noruegas para la elaboración de alimento para salmones, el continuo empleo de altos volúmenes de antiparasitarios y antibióticos, la entrega de información sanitaria y ambiental de carácter fraudulento a las autoridades gubernamentales, y a los mercados internacionales de parte de empresas salmoneras chilenas y transnacionales, unidas a la pérdidas de certificaciones de parte del Servicio Nacional de Pesca, el Aquaculture Stewardship Council y el Monterrey Bay Aquarium Seafood Watch son algunas de las situaciones que son parte del prontuario 2019 de la cuestionada industria salmonera presente en Chile.
Santiago de Chile, 7 de enero 2020. (Ecocéanos News).- El último día del año 2019, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) informó sobre un escape masivo superior a los de 23.000 salmones desde el centro de cultivo Caucahue, propiedad de la empresa transnacional japonesa Cermaq Chile S.A. en Quemchi, Chiloé, hecho que se había mantenido en silencio desde el 22 de diciembre.
Anteriormente, dos empresas salmoneras habían protagonizado desde sus centros de cultivos sendas fugas de éstas especies de peces carnívoros introducidos en aguas chilenas: En el centro Huito, con una biomasa de 696.000 de salmón Coho, ubicado en Calbuco, Región de Los Lagos, perteneciente a la empresa Salmones Aysén, se produjo una rotura en la jaula 104, la cual tenía un total de 32.485 peces declarados en el Sistema de Información para la Fiscalización de la Acuicultura (SIFA).
El 21 de noviembre de 2019, Sernapesca fue notificada de un escape de salmones salar en el centro código RNA 110178 (Sur Islote), ACS 32, ubicado en el sector Seno Ventisqueros, comuna de Cisnes, Región de Aysén, perteneciente a la empresa Granja Marina Tornagaleones S.A. Sernapesca no informó -en ese momento- la cantidad de salmones escapados.
Al acercarse las fiestas de semana santa, representantes del Sernapesca y de la Seremi de Salud de la Región de Los Lagos se reunieron en la ciudad de Puerto Octay para alertar a la población y consumidores sobre los graves peligros que significaría el consumir salmón producido y extraído desde lagos y ríos del sur de Chile, debido a la infectación con el parásito denominado Diphyllobothrium latum.
El director regional de Sernapesca de Los Lagos, Eduardo Aguilera, señaló a aqua.cl que “en las últimas fiscalizaciones hemos detectado un alto número de personas que están realizando extracciones comerciales de salmónidos en aguas continentales. Eso está prohibido tanto por la ley de pesca, como por la ley de pesca recreativa”. Estas capturas constituyen un grave peligro para la salud pública, puesto que en el Lago Llanquihue y otros lagos y ríos del sur de Chile se han detectado brotes de Diphyllobothrium latum, una tenia (gusano) que puede producir serios daños a la salud de las personas.
En la quincena de noviembre, Sernapesca notificó a la empresa Cermaq, de propiedad de la transnacional japonesa Mitsubishi, de la presencia del virus ISA en su centro de agua de mar ubicada en la Ensenada Rys, ACS 49, Región de Magallanes. Este centro poseía 680.000 salmones con un peso promedio superior a un kilo.
La transnacional Cermaq a partir del 2018 viene presentando una sostenida presencia de este virus en aguas patagónicas, a la par que se incrementan sus producciones. Es así que en abril del 2019, Sernapesca detectó cuatro jaulas positivas al virus ISA durante la cosecha de salmones en la zona del canal Bertrand, Región de Magallanes.
Con anterioridad, entre noviembre y diciembre del 2018, Sernapesca había confirmado la existencia de dos casos de virus ISA en el centro Rowlet 749 de la empresa perteneciente a Mitsubishi, ubicado en la Región de Aysén. Otro caso ocurrió en agosto del 2018, donde fue detectado un brote de ISA en un centro de cultivo de Cermaq, ubicado en la Región de Aysén.
Un informe del banco de inversión noruego Nordea al analizar las cifras actualizadas de producción de salmón en Chile, para agosto del 2019, advirtió altos niveles del ectoparásito piojo de mar o Caligus en sus producciones de peces. “Los niveles son alarmantemente altos, con 14 piojos por pez en promedio. Esto es el doble del nivel normal en los últimos años. También vemos que la mortalidad es algo más alta que el año pasado”, indicó el reporte.
Según ha admitido la propia industria del salmón y Sernapesca, el combate del piojo de mar se ha convertido en un problema más complejo de resolver en los últimos meses, donde se han detectado 23 centros de cultivo con alto nivel de Caligus.
Durante el primer semestre del 2019, aumentó fuerte la presencia del ectoparásito Caligus en la industria salmonera, especialmente en determinadas Agrupaciones de Concesiones de Salmónidos (ACS) de las regiones de Los Lagos y Aysén. Según el reporte de julio 2019 revelado por Sernapesca, existirían 16 ACS en riesgo por presentar altas cargas parasitarias, aumentando su susceptibilidad a otras enfermedades. La situación de la infestación por Cáligus se ha complicado en los últimos meses del 2019, por un conjunto de factores, dentro de los cuales destaca la pérdida de efectividad de los tratamientos químicos tradicionales.
El producto más comúnmente usado por los salmoneros chilenos es el Azametifos, el cual ha disminuido su efecto considerablemente, cayendo de eficiencias por sobre el 95% en el estadio hembras ovígeras de Caligus, a valores del 30 a 60%.
El Servicio Federal de Vigilancia Veterinaria y Fitosanitaria de la Federación Rusa (Rosselkhoznadzor) restringió, en octubre del 2019, la entrada de salmón de cultivo proveniente de Chile, al descubrir en los envíos que estos productos contenían oxytetracyclina, cadmio y cristal violenta, antibióticos y químicos prohibidos en los alimentos de consumo humano en el mercado internacional.
Según intrafish.com, Rusia ha impuesto restricciones a las empresas Camanchaca, Acme Chile, Cermaq Chile, Inversiones Coihuin y Nova Austral. Además de revisar los envíos de salmones desde las compañías Multiexport y Cermaq.
En forma complementaria, el medio especializado Undercurrentnews.com, citando a Rosselkhoznadzo, reafirmó que Ventisqueros fue bloqueado por presentar residuos de cadmio, Cermaq por oxitetraciclina y Nova Austral por la presencia de cristal violeta cristal.
Como una estrategia para mantener su “marketing verde” en el mercado de Estados Unidos, así como los altos precios de venta en los mercados internacionales, la compañía noruega-norteamericana Nova Austral entregaba a las autoridades chilenas cifras falsas respecto a la alta mortalidad de peces y su situación sanitaria-ambiental en sus centro de cultivo de Isla Capitán Aracena, Región de Magallanes. Así lo denunció un reportaje del diario Elmostrador.cl, que detalló que la salmonera ha mantenido “dos tipos de contabilidad para registrar la muerte de las especies: una mortalidad declarada que se informa a Sernapesca y otra mortalidad real, que se oculta y que sirve para el registro interno y de uso exclusivo de la gerencia y altos ejecutivos”. Las adulteraciones se arrastraban a lo menos desde 2016.
La empresa informó entre el 10 y 16 de junio de 2019 una mortalidad acumulada de 76.604 peces en 20 balsas-jaulas de la isla Capitán Aracena. El mismo documento registraba la muerte de 167.558 ejemplares, existiendo 90.954 peces cuya mortalidad fue ocultada a la autoridad fiscalizadora.
A fines del 2019, la organización Changing Markets Fundations denunció internacionalmente que Chile es uno de los principales importadores de aceite de pescado proveniente de operaciones de pesca no reportada de alto impacto ambiental y social en Gambia, Africa (1.204 tons el 2018), a través de la empresa chilena TRIO S.A. Esta materia prima se destina mayoritariamente para elaborar alimento para salmones, a pesar que esta empresa elaboradora de alimento para peces señala basarse “en el principio del desarrollo sustentable y la aplicación de políticas de responsabilidad y ética social en cada una de sus actividades”, por lo cual está certificada como un abastecedor responsable de la cadena de suministros” de la Organización de Productores de Aceite y Harina de Pescado.
En estas operaciones de dudosa ética se encontrarían también empresas nórdicas como Biomar, Skreeting o Mowi (ex Marine Harvest). Contactadas las autoridades de Gambia y Chile no mostraron interés en el tema. Hoy un 55% de la producción global de harina y aceite de pescado no se encuentran certificadas de manera consistente.
Para el director del Centro Ecocéanos, Juan Carlos Cárdenas, “el prontuario o criminal record de la industria salmonera en Chile durante el 2019, demuestra que esta industria que exporta el 98% de sus producción a mercados como el norteamericano, japonés, chino y ruso, continúa siendo ambientalmente insustentable, socialmente inequitativa, y constituye una grave amenaza para la salud pública y la pristinidad sanitaria de los ecosistemas acuáticos chilenos, junto con amenazar la soberanía alimentaria, los intereses de los consumidores y los derechos de comunidades costeras y pueblos originarios”.