Los registros del Centro de Conservación Cetácea (CCC) y de la Red de Avistamientos de Cetáceos (RAC) lograron, ya en 2008, que la población de ballena franca austral del Pacífico Suroriental fuera clasificada «En Peligro Crítico» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pues se estimó que sólo contaba con una población aproximada de 50 ejemplares maduros.
Quellón, Isla de Chiloé. 04 de septiembre del 2024 (Ecocéanos/Centro de Conservación Cetácea, CCC)– Personal de la Capitanía de Puerto de Quellón, Chiloé, en conjunto con la oficina local del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), liberaron a una cría de ballena franca austral del Pacífico Suroriental (Eubalaena austral) que se encontraba enmallada en los denominados “boyerines”, o líneas de un centro de cultivo industrial de mitílidos en el sector del canal Yelcho. El personal estatal fue alertado por la denuncia de un pescador artesanal local. La cría de ballena pertenece a la especie de ballena actualmente más amenazada en aguas de Chile y Perú.
Ricardo Henríquez, capitán de puerto de Quellón, informó que el personal naval se trasladó al canal Yelcho en la lancha de servicio de rescate LSR 4429, donde confirmó que la cría se encontraba atrapada en las instalaciones del centro mitilicultor, mientras su madre se mantenía observando en los alrededores. «El rápido accionar del personal naval, junto con el apoyo de Sernapesca, permitió el éxito de esta tarea en favor del cuidado y preservación de los cetáceos», señaló Henríquez, indicando que luego de ser liberada la cría desde el centro industrial, ambos ejemplares reanudaron su desplazamiento costero.
En el 2003, el Centro de Conservación Cetácea (CCC) creó la Red de Avistamientos de Cetáceos (RAC), contribuyendo con sus registros e información asociada, a que en el 2008 la población de ballena franca austral del Pacífico Suroriental fuera clasificada En Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya que se estimó que sólo contaba con una población aproximada de 50 ejemplares maduros.
El Comité de Conservación de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) con el objetivo de evitar su extinción adoptó el 2012 el Plan de Conservación y Manejo para la ballena franca austral del Pacífico Suroriental, integrando diversas medidas y acciones con el fin de entregar la máxima protección a este mamífero marino en todo su rango de distribución en las Zonas Económicas Exclusivas de Chile y Perú. Uno de los objetivos prioritarios del Plan de Conservación y Manejo de la CBI para Eubalaena australis es reducir el número de muertes antropogénicas a cero con el objetivo de evitar su extinción.
Sin embargo, a pesar de esta recomendación, se registró en el 2023 la muerte de un ejemplar juvenil de ballena franca austral por enmallamiento y posible colisión con una embarcación en la zona de Melinka, archipiélago de las Guaitecas, región de Aysén. Este evento constituyó el segundo registro formal de muerte de un ejemplar de ballena franca austral en los últimos seis años, ya que, en el 2017, un ejemplar macho adulto fue avistado vivo, -pero con evidentes signos de inmunodepresión-, por el equipo del CCC en el noroeste de Chiloé, varando posteriormente sin vida en la costa de Carelmapu.
Tras un exhaustivo análisis realizado por los especialistas de esta organización, se determinó que la causa de muerte del ejemplar fue el enmallamiento en redes de pesca. Con anterioridad, en octubre de 1989, una cría de ballena franca austral varó y murió en el Golfo de Arauco, exhibiendo marcas de red (aparentemente por enmalle), y heridas posiblemente ocasionadas por la hélice de una embarcación.
El incremento exponencial de las actividades humanas en las áreas costeras, unida a la escasa planificación, permisivas regulaciones ambientales, e insuficiente conocimiento científico de los prístinos ecosistemas que son intervenidos productivamente, dificultan la aplicación de un manejo pesquero y acuícola basado en el enfoque ecosistémico y criterio precautorio, lo que atenta contra la recuperación de las poblaciones de mamíferos marinos en aguas chilenas.
Entre las principales interacciones negativas se encuentran el incremento del tráfico naviero y de la flota de carga de la industria salmonera, las operaciones de las actividades de pesca se encuentran las capturas incidentales, eliminaciones intencionales, y emallamientos de ejemplares con redes de cerco y pesca de arrastre.
A lo anterior se suman los impactos de las operaciones de la salmonicultura industrial, consistentes en el enmallamientos de ejemplares en redes antipredadores que se utilizan en los centros de salmonicultura para repeler lobos marinos comunes (Otaria flavescens). También constituyen una amenaza las innumerables estructuras metálicas, anclajes, longlines, cabos de fondeo y boyas requeridas por las actividades de acuicultura intensiva, lo que afecta las rutas de desplazamiento/migratorias, patrones de movimiento, y hábitat críticos –áreas de importancia para actividades biológicas esenciales como alimentación, reproducción y crianza–, unidas a infraestructuras acuícolas asociadas tales como, pontones, puertos, muelles flotantes para operaciones de transporte y carga naviera, y terminales de abastecimiento de combustible y alimento industrial a los centros de cultivo.
La ciencia ha demostrado que las ballenas son vitales para el funcionamiento de los ecosistemas marinos. Sin los nutrientes que aportan a través de sus heces, el fitoplancton no tendría los elementos químicos necesarios para el desarrollarse y sostener el zooplancton del cual dependen todas las diversas especies de la red trófica oceánica. En este sentido, brindar la máxima protección de los impactos antrópicos a los escasos ejemplares de ballena franca austral en áreas críticas para su recuperación constituye una prioridad para el Estado, al ser una inversión para asegurar la mantención, el funcionamiento y la salud de nuestros ecosistemas costeros y oceánicos.
Elsa Cabrera, directora del CCC, señaló que “el año pasado enviamos una carta apoyada por más de 80 organizaciones nacionales e internacionales al presidente Gabriel Boric para que implemente acciones efectivas para evitar la desaparición de la población de ballena franca austral del Pacífico Suroriental. No sólo no recibimos una respuesta adecuada, sino que vemos con profunda decepción que las interacciones entre las diversas amenazas que mantienen a estas ballenas al borde de la extinción continúan sucediendo en medio de la continua expansión de actividades industriales en los frágiles ecosistemas costeros de la zona austral del país”.
Por su parte, Juan Carlos Cárdenas, médico veterinario y director del Centro Ecocéanos, indicó que “en la última década se ha incrementado los avistamientos de ejemplares de ballena franca austral en aguas chilenas, en un contexto de crecientes interacciones con el transporte marítimo, las actividades pesqueras y la expansión territorial de los centros industriales de acuicultura / salmonicultura».
Precisó que «de no mediar acciones como la aplicación del Acta de Protección de Mamíferos Marinos (MMPA-USA) para las exportaciones pesqueras a los Estados Unidos y la implementación de una moratoria a la expansión de la industria salmonera, Eubalaena australis podría ser la primera especie de ballena que se extinga durante el siglo 21 en las aguas de Chile y Perú, en el Océano Pacífico Suroriental”